En el circo de tres pistas de la frontera norte nadie se ha puesto a pensar en lo básico, en lo esencial, en lo verdaderamente importante:...
En el circo de tres pistas de la frontera norte nadie se ha puesto a pensar en lo básico, en lo esencial, en lo verdaderamente importante: los deportados.
Nadie, salvo el crimen organizado... y el SAT... hágame usted el remaldito favor. Le explico.
Esta misma semana tres intrépidos 'empresarios' de la industria del secuestro intentaron realizar una "adquisición hostil de capital humano" en el albergue La Esperanza de Nogales, Sonora. Para su mala fortuna, el tráfico citadino -aliado involuntario de la justicia- frustró su plan de negocios cuando su vehículo quedó atrapado. ¡Por fin sirvió de algo un embotellamiento!
Pero este es solo el aperitivo del festín que se avecina con la política migratoria de Trump, un reality show que nadie pidió pero todos tendremos que fumárnoslo. Miles de compatriotas serán "invitados" a abandonar el sueño americano para despertar en nuestra adorable pesadilla mexicana. Llegarán con una mano adelante y otra atrás, como buenos participantes del programa "Survivor: Edición Deportados".
Y aquí es donde nuestro gobierno de la 4T demuestra su extraordinaria capacidad de sorprendernos con una estupidez, una necedad, una sandez, una tontería, una idiotez, una bobada digna de participar en las olimpiadas de la pendejez: mientras los deportados apenas procesan el trauma de su expulsión, ¡sorpresa! El SAT ya los está esperando con los brazos abiertos y las arcas vacías para que "se regularicen ante Hacienda". Según la lógica de la administración de Claudia Sheinbaum, lo primero que necesita alguien que acaba de perderlo todo es una cita con Lolita.
¡Prioridades, señores, prioridades!
Imagínese, por ejemplo, a Japón instalando un módulo para cobrar impuestos a los damnificados por un Tsunami. ¿Atención médica? ¿Educación para los niños o para los ancianos? ¡Bah! Primero hay que asegurarse de que estos improvisados repatriados contribuyan al erario público. Después de todo, ¿qué mejor manera de decir "México te abraza" que con una pinche auditoría?
Y mientras el gobierno presume su programa "México te abraza con una tarjeta con 2,000 pesos y que Dios te bendiga", el crimen organizado ya está ejecutando su propio programa "México te secuestra". Porque aparentemente, en esta tragicomedia nacional, los únicos con un plan verdaderamente estructurado son los delincuentes. Y si usted me apresura y me corretea, quizá sea lo que el gobierno de Sheinbaum está empujando para cumplir los encargos de Ya Saben Quién...
La ironía suprema es que estos compatriotas, que huyeron de un México sin oportunidades, regresan a un México que les ofrece quitarles lo poco que se trajeron. Como dice el dicho: "El que se fue a la Villa perdió su silla, y el que regresó encontró todo peor".
Mientras tanto, nuestros funcionarios siguen confundiendo las selfies con los deportados con políticas públicas reales. Porque claramente, una foto vale más que mil programas de reinserción social.
En fin, bienvenidos al México del 2025, donde el abrazo institucional viene con declaración de impuestos incluida y donde la única constante es nuestra incomparable capacidad para convertir una crisis humanitaria en tragicomedia burocrática.