Pésimas noticias. Hace apenas unos momentos nos dimos de topes con la pared porque Moody's, sí, la calificadora, acaba de cambiar la p...
Pésimas noticias. Hace apenas unos momentos nos dimos de topes con la pared porque Moody's, sí, la calificadora, acaba de cambiar la perspectiva de la calificación de México de "estable" a "negativa".
Terrible...
¿Y sabe cuál es el motivo de Moody's para hacerlo? Lo explican en su boletín: "existe una percepción de debilitamiento en la formulación de políticas y un entorno institucional que pone en riesgo los resultados fiscales y económicos".
En pocas palabras, una consecuencia de la Reforma Judicial.
Por supuesto, este canal tiene seguidores entre simpatizantes y fervientes adeptos de la 4T, quienes probablemente reaccionarán con un "¿A mí qué me importa?" o incluso dirán “¡Qué bueno, qué a toda madre, jajaja!”. Y sí, todas esas respuestas pueden parecer cómicas hasta cierto punto. Sin embargo, vamos a traducir esto en los términos más sencillos para que entienda cuáles son los riesgos reales para nosotros, los mexicanos, los de a pie, ante esta situación.
Moody's no se guardó nada. Explicaron que el deterioro de la capacidad de pago de la deuda y la mayor rigidez en el gasto público hacen más difícil lograr la consolidación fiscal. Esto se agrava con el déficit público que este año, que supera el 5% del Producto Interno Bruto (PIB).
¿Se acuerda que se lo dije? Ahí está, y quienes estén viendo esto en YouTube pueden revisarlo en videos anteriores. Dije que ‘Ya Saben Quién’ nos estaba dejando un problemón enorme con el déficit, y aquí están las malditas consecuencias. Y eso no es todo: Moody's señala que, a pesar del compromiso de reducir el déficit fiscal en los próximos años, esto se ve limitado por las reformas impulsadas o anunciadas por el gobierno actual, incluyendo la Reforma Judicial.
Aquí le van los diez riesgos tras esta mala noticia:
1. Aumento de costos de financiamiento. Cuando un país tiene una calificación negativa, le prestan a tasas de interés más altas. Si usted tiene buen historial crediticio, los intereses que paga son bajos; pero si debe hasta al de la tienda, y le cobran un interés brutal en tiendas tipo Coppel o Elektra. Lo mismo pasa con México: una calificación negativa significa tasas de interés más altas para la deuda soberana, encareciendo el financiamiento en mercados internacionales.
2. Mayor presión fiscal. Los gastos por servicio de la deuda pueden aumentar la presión sobre las finanzas públicas, reduciendo el margen de maniobra para proyectos de infraestructura. Así que, si antes le alcanzaba para unas carnitas, ahora tal vez solo le alcance para unos frijolitos, porque hay que decidir entre pagar la deuda o meterse en un problemón con los cobradores.
3. Reducción de inversión extranjera. Un país que pasa de estable a negativo genera desconfianza. Los inversionistas extranjeros pueden optar por esperar y retirar sus dólares, afectando al mercado cambiario y la Bolsa Mexicana de Valores.
4. Desestabilización de los mercados financieros. La percepción de mayor riesgo fiscal genera volatilidad en el mercado cambiario. Lo veremos reflejado en el dólar y la Bolsa Mexicana de Valores, que podrían tener una reacción negativa.
5. Impacto en la calificación de empresas mexicanas. Si México es percibido como de mayor riesgo, las empresas mexicanas también pueden ver sus calificaciones crediticias a la baja, especialmente aquellas con deuda en el extranjero.
6. Posible pérdida de calificación crediticia. Si las condiciones fiscales empeoran, México podría sufrir una rebaja aún mayor en su calificación, acercándose peligrosamente al grado especulativo, conocido como "bonos basura", lo que ahuyentaría a los de por sí azorrillados inversionistas.
7. Aumento de la deuda pública. Ante un contexto de menor confianza, el gobierno podría verse obligado a emitir más deuda, incrementando el riesgo de insostenibilidad fiscal a largo plazo.
8. Inestabilidad económica. Las preocupaciones fiscales afectan la confianza de consumidores y empresarios, reduciendo consumo e inversión y frenando el crecimiento económico. No solo los inversionistas extranjeros, sino también los empresarios mexicanos, podrían adoptar una postura de "esperemos a que 'Ya Sabes Quién' y Claudia resuelvan..." Sí, cómo no...
9. Carga fiscal para los ciudadanos y empresas. Para compensar el déficit, el gobierno podría aumentar impuestos o reducir subsidios, afectando los ingresos de los hogares y los márgenes de ganancia de las empresas. Si no hay dinero, habrá que buscarlo de alguna forma, como haría cualquier ama de casa: ajustando el gasto o buscando ingresos adicionales.
10. Recortes en gasto social y programas de desarrollo. La presión fiscal podría llevar al gobierno a recortar la inversión en programas sociales o de infraestructura, afectando directamente a la población y limitando el desarrollo del país.
Todo esto, a reserva de cómo se comporten los mercados mañana...
En vez de periodista, debería dedicarme a ser pitoniso...
Odio tener que decir "se lo dije", pero es inevitable. Así están las cosas, y no está nada chido.