La administración de Felipe Calderón ya estaba en la basura de la historia, pero ahora se confirma: fue una narcopresidencia. ¡Oh, vaya ...
La administración de Felipe Calderón ya estaba en la basura de la historia, pero ahora se confirma: fue una narcopresidencia.
¡Oh, vaya sorpresa...!
Ya lo sabíamos, lo vimos, nos dimos cuenta. Lo único que ocurrió fue que, lamentablemente, en Estados Unidos se confirmó que esa administración colaboró abiertamente con los cárteles mexicanos, facilitando el trasiego de drogas.
¡Qué gran novedad!, pero finalmente está donde debe estar, en el lugar que merece. Los intentos fútiles de Calderón suenan ridículos. Es divertido ver cómo muchos panistas ahora se deslindan de él, cuando antes lo elogiaban como el mejor presidente que había tenido México. "Ah, cómo se extrañan esos tiempos en los que se combatía al narcotráfico", decían. Ahora, callados. Algunos incluso piden explicaciones, como Marko Cortés, exigiendo cuentas a Calderón. ¡Qué valiente!
Así son los panistas, ¿qué le puedo decir?
¿Y ahora qué sigue? La lógica indicaría que debería investigarse el sexenio de Enrique Peña Nieto. También fue evidente cómo su administración facilitó el trasiego de drogas. Aunque hubo enfrentamientos y bajas, sobre todo del Ejército y la policía, básicamente la administración de Peña Nieto hizo la vista gorda.
Aquí entra el tema de la detención del general Cienfuegos. Estados Unidos tenía suficientes "elementos", o más bien rumores de narcotraficantes, para intentar procesarlo. Pero alguien intercedió por él, y ese alguien fue, acertaron, Andrés Manuel López Obrador. No me lo invento, está en los documentos oficiales: los fiscales estadounidenses se desistieron por cuestiones de política exterior, y Cienfuegos fue regresado a México con honores.
¿Qué sigue entonces en esta lógica? Pues, la administración de Andrés Manuel López Obrador. A diferencia de sus predecesores, este presidente ha dejado un rastro de pruebas que indican que su gobierno permitió el crecimiento de los cárteles.
García Luna fue condenado solo con testimonios de narcotraficantes, sin pruebas concretas. Los supuestos millones de dólares que decían que había recibido nunca aparecieron. Tampoco se comprobaron las acusaciones de la administración de López Obrador sobre los 700 millones de pesos que supuestamente desvió.
Hubiéramos aprendido mucho con el caso Cienfuegos, pero también eran solo rumores de narcotraficantes. No había pruebas contundentes, y aun así casi lo condenan. Se salvó gracias a la intervención de López Obrador ante Donald Trump.
Ahora, el siguiente en la lista es Andrés Manuel López Obrador. A diferencia de los anteriores presidentes, él ha dejado claras evidencias: el saludo a la mamá del Chapo, la liberación de Ovidio, la política de "abrazos, no balazos", y otras "linduras" que él mismo ha reconocido.
No olvidemos también la declaración del testigo protegido revelada por el periodista Tim Golden, un premio Pulitzer, no cualquier persona. Además, la entrevista con el líder del Cártel de los Ardillos, quien dijo abiertamente: "Con López Obrador crecimos". Y, claro, la famosa carta de "El Mayo" Zambada, en la que afirma que la administración de Morena estaba en total complacencia con el narcotráfico.
Por menos de eso condenaron a García Luna y casi procesan a Cienfuegos. La agenda de Estados Unidos está clara: seguir de cerca la narconovela de México.
El show de García Luna ha terminado, y ahora comienza el de la administración de Andrés Manuel López Obrador, cortesía de su "productor y director", Ismael "El Mayo" Zambada.