En el sainete de la Reforma Judicial en México sólo quedan tres escenarios. Que triunfe Morena y pase la modificación constitucional para...
En el sainete de la Reforma Judicial en México sólo quedan tres escenarios.
- Que triunfe Morena y pase la modificación constitucional para la reforma del Poder Judicial. No será el fin del mundo.
- Que la oposición se mantenga firme, que los 43 famosos senadores se fajen y no pasen la reforma. Tampoco sería el fin del mundo.
- Puesto que el Senado no es Cámara revisora, entonces no se regresa la iniciativa al Congreso de la Unión, sino que tendría que surgir una nueva iniciativa para que entonces ahora si hay un periodo de discusión un poco más mesurado y entonces pudiera eventualmente pasarse ya con modificaciones o con la integración de varias observaciones de los distintos partidos políticos en México, y que esto también incluyera por supuesto a la sociedad civil, a los organismos, a las universidades, a los abogados, a los jueces, a los magistrados y a toda la bola de gente que en el Poder Judicial están ahorita en este momento clamando que el mundo se va a acabar... lo cual es falso.
La narrativa opositora sobre la reforma judicial es tramposa, porque han dibujado un mundo de terror en el que gente se quedará sin representación jurídica en ningún aspecto, y eso es absolutamente falso.
Tramposamente, omiten que las presiones políticas y hasta judiciales que tanto anuncian sucederán con la reforma ya se aplican desde hace mucho tiempo a través del Consejo de la Judicatura Federal y el Senado.
La reforma contempla pasar esas presiones al lado de otro poder disfrazado de sociedad civil, aunque la realidad es que los que ahora sí tendrúan mano serían los narcos y los empresarios, en ese orden.
Mientras eso sucede, el verdadero fin del mundo es para López Obrador en prácticamente todos los sentidos.
Su legado inmediato es un país convulsionado, dividido, enfrentado.
López Obrador ya no fue un Benito Juárez. Y a eso aspiraba el pobre...
Y sólo queda como el ave de las tempestades.
Lo que sí deja López es su propio fin del mundo, porque su necedad de sacar de último momento una reforma atropellada está dando a luz a una oposición social y administrativa que nadie sabía estaba allí, los estudiantes de derecho, las universidades, los organismos de la sociedad civil, la comentocracia, muchos integrantes del Poder Judicial, muchos ministros, muchos jueces, un montón de gente que ni sabíamos dónde diablos andaba.
Cuando creíamos que AMLO había terminado de aplastar a la oposición política, en vez de dejarla muerta, ah no... allí va de necio a tratar de meter una reforma que lo único que está haciendo es generar una polarización de la cual está naciendo una pequeña simiente de oposición verdadera, una oposición social, una oposición de esas que tanto temen los dictadores, porque al final del día esa pequeña oposición que tanto ridiculizan muchos morenistas o muchos adláteres de la 4T es la que va a contar parte de la historia de la presidencia de López Obrador.
Y esa presidencia de López Obrador no será recordada ni bonito, ni buena onda.
Va a ser un periodo oscuro en el cual se destruyeron muchas cosas por el simple afán de venganza de López Obrador.
Ese es el legado.
Ahí es donde verdaderamente radica el fin del mundo del presidente López Obrador, el fin del mundo de la vieja 4T, el fin del mundo para la república de los otros datos.