Atrás quedó el fantasma de la posibilidad de que López Obrador influyera para que no se le otorgara el documento que ayer le entregó el Tribunal Federal Electoral. Comienza el verdadero tiempo de Claudia Sheinbaum.
Vale la pena hacer un repaso somero de los dos discursos de Claudia Sheinbaum, en el que si bien perfiló un poco de lo que será su sexenio, siempre hay que tener en cuenta que todo puede cambiar de un plumazo, tal como ocurrió con López Obrador en su momento.
Sheinbaum dejó claro que va a darle continuidad a la agenda política que se aplicó durante el sexenio de Andrés Manuel, sobre todo en materia económica y en materia política, y reiteró la continuidad sin desviaciones. Mantendrá la economía moral y evitará el regreso del sistema neoliberal, continuará la premisa de 'primero los pobres', los programas sociales, la distinción de la educación, la salud, la alimentación saludable, la vivienda digna, el salario justo y la pensión suficiente como derechos y no privilegios.
Defendió el paquete de reformas que empuja López Obrador, y dijo que el tema de la elección de jueces y magistrados es un mandato popular. Pero hay que recordar que ayer allí andaba la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, y que ambas se saludaron muy afablemente.
Letras chiquitas que las huestes, las tribus y los neandertales no logran ver.
Sheinbaum mandó línea a las autoridades electorales sobre el reparto de lugares en el poder Legislativo, por lo que en el tema de la sobrerrepresentación va firme con un sonoro “voy derecho y no me quito”.
Interesante el tema de la separación del poder económico y el poder político, teniendo en cuenta que en esa materia se ha manejado de una manera prudente.
Por supuesto que es importante también hablar de lo que no se abordó en el discurso.
No se abordó el tema de la tremenda debilidad financiera, ni del déficit del 6%, y mucho menos del derrumbe en materia económica. No se dijo ni media palabra sobre de dónde va a salir el dinero para continuar las oabras de López. Del riesgo Pemex tampoco se dijo nada. No se mencionó el tema de los graves rezagos en salud, educación, seguridad, ni sobre la urgente inversión en infraestructura que requiere el país, y en consecuencia tampoco se habló sobre las revisiones a la baja de las proyecciones de crecimiento económico nacional para el 2025.
Pero eso sí, hubo insistencia para que se le llame PRESIDENTA, con el énfasis justamente en el tema feminista y reivindicativo después de 200 años de vida democrática con la primera vez que una mujer se alza como titular de la presidencia.
Por supuesto hubo mensaje político, y que Sheinbaim insistiera en que su partido Morena reflexione sobre la separación de los temas políticos de los temas de gobierno es muy interesante, teniendo en cuenta que López Obrador no tuvo empacho que mezclar todo al más puro estilo del PRI de los cincuentas, sesentas y setentas.
Insisto: las letras chiquitas son las más interesantes.