Ahora que López Obrador cumplió con su amenaza de transformar a México, ¡ahora sí todo el mundo cabreado, corre y Corre, movilizándose!. ¡Ahora sí los empresarios diciendo que el país va a una auténtica destrucción!. ¡Ahora sí Estados Unidos criticando a México porque se está dirigiendo hacia un precipicio que lo podría poner en riesgo incluso de mantenerse en el Tratado de Libre Comercio!. ¡Ahora sí los medios de comunicación, sobre todo los internacionales, diciendo que México se está encaminando a una dictadura!.
Ahora sí, cuando hubo no una, sino centenares de señales de que iba para allá López Obrador.
El problema está en que todos estaban tirados en la hamaca.
Cuando López Obrador salió con su jalada de la 4.ª transformación hubo muchos que se burlaron de él, particularmente los medios de comunicación, y López Obrador no engañó a nadie, efectivamente dijo que quería transformar a México utilizando como pretexto el combate a la corrupción, y esa corrupción la convirtió no solamente en una herencia del pasado, sino un huésped permanente dentro de muchas instituciones.
Por eso se decía justamente que López Obrador era un peligro para México. Y ahí están las consecuencias.
Y ahora que López Obrador está haciendo todo, moviendo todo, empujando todo para derrumbar al Poder Judicial, aunque sea prácticamente en las postrimerías de su administración, agarró a todo el mundo en la hamaca, tirados, echados en el suelo.
Los primeros en llorar fueron los de la Confederación Nacional de Abogados Postulantes, la Barra Mexicana de Abogados y la Academia de Ciencias Penales denunciando que lo de hoy es un atraco. Siguieron las calificadoras como Grupo Idea, Fitch Ratings, Morgan Stanley y Citigroup. Luego los empresarios agrupados en Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial.
Hasta la Organización de las Naciones Unidas.
Ken Salazar fue el primero de los últimos representantes de Estados Unidos, y tras él se fueron el Consejo de Empresas Globales, el Bank of America y la American Chamber of Commerce para poner el grito en el cielo. A esta cacofonía se unieron el New York Times, el Washington Post, el Financial Times y otro montón de medios de comunicación que obedecen a estas tendencias.
Y ahora sí, como decían y como siguen diciendo los propios chairos y los solovinos: ¿Y dónde estaban? ¿Por qué hasta ahora que López Obrador está cumpliendo lo que tantas veces prometió desde que comenzó a buscar la Presidencia de la República: transformar a México en un basurero?
Hubo infinidad de oportunidades. ¿Pero qué pasó?
Organizaciones civiles tiradas en la hamaca esperando a que sucediera una especie de milagro, o que la oposición de caricatura se encargara de hacer el trabajo que ellos nunca hicieron.
Las calificadoras se limitaron a los mensajitos y mantuvieron la calificación.
Los empresarios tirados en la hamaca. "después del cafecito y del golf nos peleamos con López Obrador. Mientras no fastidie mis negocios, vénganos tu reino".
Estados Unidos estaba tan metido en el pleito de que si Donald Trump, que si Joe Biden y que si Kamala Harris, que ahora que vieron que López Obrador cierra con amplísima aprobación y popularidad descomunal recordaron la importancia del factor México azuzando al New York Times y al Washington Post. Las cámaras de comercio actuaron en consecuencia.
Es fácil olvidar que hubo centenares de ocasiones en las que se pudo haber impulsado una agenda con mayor decisión contra el intento que ahora está logrando López Obrador por socavar todas las instituciones que le hicieron mella durante su carrera política. Nunca sucedió.
Ahora tenemos un Congreso y un Senado que van a ser secuestrados por puro balín y pejezombie que simple y sencillamente van por quedar bien votando a favor la aberración que viene.
Si las organizaciones de la sociedad civil, las cámaras de comercio, las calificadoras o incluso el propio Estados Unidos están pensando que la oposición se va a oponer a esta asonada, están jodidos y locos. Ni el PAN ni el PRI van a ponerse enfrente del intento de Morena para quedar bien con el que ya va a ser próximamente ex presidente de México.
Si ni Claudia Sheinbaum se atreve a eso, mucho menos a ellos.
No importa si Morena se quedó corto con tres senadores, pues esos los compran por tres botones y una hamburguesa.
¿Por qué demonios esperaron tanto para ladrar lo que ahora se está diciendo con tanto ahínco y esmero?
Las consecuencias es que vamos a tener un cambio de régimen muy profundo y fuerte que no tiene nada de buen augurio, por supuesto que no, pero fue avalado en las urnas.
Y por supuesto que eso no significa el acabose de México. Por supuesto que no. ¿Retraso? Sí, retraso gravísimo. Si. Viene algo terrible y cruel para México, pero pues mientras tengamos La Casa De Los Famosos y todo ese tipo de cosas, pues a toda madre.
El secuestro de México está a todo lo que da, y pues vamos a tener que comernos las consecuencias de que toda esta bola de quejosos estuvieron tirados en la hamaca más tiempo de lo que debían.
