Todos somos diferentes, pero nos une una búsqueda: ser felices. Más allá de nuestras prioridades, valores, ilusiones y miedos, seguimos sin ...
"Voy a ser feliz con otro trabajo", "mi felicidad llegará con una nueva pareja", "si logro el divorcio seré feliz", "cuando tenga ese coche mi felicidad será completa". Facebook, Twitter y Whatsapp están llenos de estas consignas, pero cuando sus emisores las consiguen se dan cuenta de que la felicidad no ha llegado, sienten satisfacción por el logro, por supuesto, pero se desvanece apenas lo alcanzan.
Pasan los días, los meses y los años y comenzamos a sentirnos como ratón en una rueda; corremos y corremos, pero no llegamos a ningún lado, porque apenas llegamos a una meta y ya nos hemos puesto otras diez encima, y eso nos impide disfrutar eso que tanto trabajo nos costó alcanzar.
Sentirnos felices o desdichados está relacionado con la forma en la que percibimos nuestra situación actual; en una sociedad en la que está bien visto ser ambicioso, y es caldo de cultivo perfecto para la generación de necesidades que nos hunden en un inconformismo enfermizo que se vuelve imposible de satisfacer.
Sufrir una grave enfermedad o ganar la lotería pueden hacernos sentir más contentos o deprimidos a corto plazo, pero no provocan efectos duraderos en nuestro estado de ánimo, que regresa a su nivel previo tras adaptarnos a la nueva realidad; el problema es que confundimos el placer temporal con la felicidad, cuando en realidad es un estado mental generado por la forma en cómo nos enfrentamos a la vida, ese error es el que nos hace correr como locos detrás de los logros y nos hace adictos a las emociones que duran apenas unos segundos.
Y entonces, ¿dónde está la felicidad?; para encontrarla debemos equilibrar nuestras aspiraciones con la capacidad de disfrutar lo que tenemos, la sola mención de algo que se parezca al 'conformismo' dispara nuestras alarmas, pues estamos programados para ambicionar estar mejor (si no fuera así, viviríamos aún en cuevas), pero de lo que se trata es de desarrollar la capacidad de apreciar lo que ya tenemos, lograrlo nos sacará de esa rueda de rata que sólo nos da una breve satisfacción; valorar lo que ya hemos alcanzado y conformarnos de un modo saludable con ello es el antídoto contra la dinámica enfermiza de querer más y más de lo que sea, pero siempre más.
Los mercadólogos adoran que estemos siempre inconformes con todo, y trabajan para que haya menos personas satisfechas, pues consumen poco, por eso crean mensajes con los que nos bombardean diariamente para implantarnos una insatisfacción artificial con la idea de que "debemos" tenerlo todo; el antídoto para este veneno moderno es identificar las renuncias que hay tras nuestras decisiones y aceptarlas, así estaremos más cerca de vivir con plenitud.
Los consultorios de los psicólogos están llenos de personas que se sienten incapaces de lograr sus metas, pues ello les produce ansiedad; se ahorrarían miles de pesos si supieran que es imposible obtener de esa forma la felicidad, pues la mercadotecnia las condiciona a ciertos objetivos que, frecuentemente, son incompatibles con su realidad.
Lograr que nuestras decisiones nos hagan felices pasa, necesariamente, por aceptar el costo de las renuncias como parte del proceso; los días sólo tienen 24 horas, y por eso debemos elegir en qué invertimos nuestro tiempo y esfuerzo, y esa decisión implica sacrificios; para que esa decisión no nos vuelva locos debe ser tomada con determinación y asumiendo sus consecuencias, si no lo hacemos de esa forma y seguimos avanzando, pero añorando aquello que nunca fue, seremos incapaces de valorar lo que sí tenemos y que tanto trabajo nos costó obtener; la mente tiende a idealizar los caminos que no hemos seguido, pero es engañarse, porque ninguna realidad puede compararse con una utopía, y eso, obviamente, es absurdo.
Todos nuestros objetivos se alimentan de nuestra búsqueda de la felicidad, si logramos erradicar la exacerbada atención a las cosas a las que debemos renunciar, pero mantenemos la atención en lo que verdaderamente importa, que es nuestro bienestar, entonces estaremos comenzando a avanzar verdaderamente en lograr ser felices.
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